En el número 10 de la Gran Vía madrileña hay un sitio que de cuidar el último proceso de elaboración de sus croquetas —el escurrido—, sería un buen sitio de peregrinaje croquetero.
Un restaurante con encanto de diferentes ambientes, de techos altos y preciosa decoración, tipo loft, con un ambiente muy agradable que invita a disfrutar de una comida tranquila con música jazz de fondo. Mi zona preferida de Lobby Market es la que da a la Calle Reina, con grandes ventanales. EL local da a ambas calles y bien podría parecer que te encuentras en restaurantes diferentes.

Su carta es de cocina tradicional con un toque contemporáneo, en la que no faltan por supuesto las croquetas, un imprescindible en toda carta de restaurante. Aquí las encontrarás clásicas, de jamón ibérico. Su cocina es buena, tiene platos que te dejan buen recuerdo.
En Lobby Market te encontrarás con croquetas de buen tamaño, de comer en varios bocados. Podrían ser muy top si las escurriesen bien al final. Creo que son las croquetas más grasas que me he encontrado nunca, imagino que con las prisas a la persona que se encargaba de emplatar se le olvidó pasarlas por papel absorbente antes, porque parecía que venían directas de la freidora. Nada más llegar unas gotazas sobre el plato de pizarra, un error muy común, las croquetas no son amigas de los platos de pizarra, salvo que estén mega escurridas y aún así te dejan un recuerdo palpable en el plato.

Si te olvidas del gran fallo del escurrido, te sorprende sus croquetas caseras de jamón ibérico, con una bechamel tan melosa que se desborda en el plato, con el jamón ibérico bien picado y homogéneo, abundante, bien incorporado (5/5). Con un sabor agradable en boca y suave —pero bien presente— (5/5), con un rebozado fino y dorado, casi perfecto, pero del que no puedes apreciar el crujiente porque viene empapada en aceite (1/5). Aceite que te pringa todos los dedos, que podrías casi escurrir, y que te sigue pringando tu plato.

No me entra en la cabeza como se han podido cargar una croqueta “casi perfecta”, por la falta de papel absorbente. Una croqueta tras la que hay seguro muchas horas de trabajo, creada con mucho mimo y cariño, pero emborrada finalmente en aceite.

Quiero volver, estoy seguro que me encontraré otra croqueta diferente, siento la necesidad de probarla nuevamente. Lo haré y os contaré aquí si fue solo un mal día del cocinero, en dicho caso, creo que disfrutaré muchiiiiisimo de una ración para mi solito. Por favor ¡¡#NoMasCroquetasSinEscurrir!!
Recomendación: Si mejoran sus croquetas, que según nos han contestado a través de sus redes sociales “lo harán”, sería una muy buena forma de comenzar la comida, merecería la pena la visita, a la que os recomiendo seguir de su presa ibérica, carne tierna y sabrosa. De los mejores de sus platos. Otra muy buena opción es su tempura de langostino.
INFORMACIÓN:
C/ Gran Vía, 10. Metro: Gran Vía
Precio: Ración 9€
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